Una mujer de estilo inconfundible que creó su propia su propia marca y que desde entonces triunfa dentro del mundo del diseño. Conocida por su matrimonio con el pintor y director de cine Julian Schnabel, Olatz fue su musa y compañera, y de su unión nacieron dos mellizos.Ahora que sus hijos son ya universitarios y ya separada de Julian, Olatz está centrada en su línea de ropa de cama y lencería, y en diseño de interiores, realizando proyectos para hoteles, restaurantes y casas privadas.
Nacida en San Sebastián,aunque sus padres se trasladaron a París cuando era un bebé y allí pasó sus primeros diez años de vida.
Mientras estudiaba diseño de moda en Barcelona, fue descubierta por un agente de modelos y durante una cena en París conoció a Julian Schnabel. Años más tarde volvieron a encontrarse en Manhattan.Entonces Julián estaba casado y Olatz, tenía novio.A partir de ese momento comenzarían una romántica relación. El artista enviaba a Olatz cartas de amor en forma de cuadros de 5 x 5 metros. La historia culminó en matrimonio en el año 1993.Trabajaron juntos en diversas películas de gran calidad plástica y con un guión impecable: Basquiat, Antes que anochezca y la poética y desgarradora La escafandra y la mariposa.
Además de sus colaboraciones en el cine, Olatz imprimió su sensibilidad a la hora de decorar las distintas casas de la pareja en México, Montauk, Manhattan y San Sebastián. La afición de Julian Schnabel por pintar y pasear en pijama fue lo que la inspiró a a diseñar su línea de pijamas, considerados hoy, de los más lujosos del mercado, realizados en seda, lino o algodón.Aunque esto fue hace muchos años y Olatz no lo hizo con la intención de seguir adelante y convertir su idea en negocio, consiguió sin embargo que una pieza tan sencilla como ésta se convirtiera en una de las más exclusivas y peculiares.
Su casa, que redecoró tras su separación de Julian, está concebida de forma simple y elegante, con reminiscencias coloniales. La cocina, que era blanca, decidió pintarla de verde tras un viaje por México; las paredes de los pisos superiores tienen distintos tonos de azul,una casa que le recuerda al campo francés o a París o a Manhattan, y en la que ha desarrollado su creatividad recuperando materiales reciclados.Un lugar en el que ha conseguido encontrar la privacidad que buscaba y que es fiel reflejo de que Olatz es una mujer feliz e independiente.
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