miércoles, 30 de julio de 2014

GOGA ASHKENAZI...

Con sólo 32 años, es considerada una de las mujeres más ricas del planeta y amiga de las personalidades más influyentes del mundo.

Cuando apareció en escena muy pocos sabían quién era y a qué se dedicaba.
 
Nació en Moscú en 1981, y desde niña llevó la vida de una princesa de cuento de hadas. Su padre, un ingeniero agrónomo de Kazajistán, fue el encargado de ejecutar los programas agrícolas en la era Gorbachov.

Su familia siempre estuvo muy vinculada con el poder, y su abuelo materno, que nació en una familia de terratenientes,fue oficial del ejército soviético durante la Segunda Guerra Mundial.Años más tarde, ocupó la jefatura de la región donde se construyó Baikonur, el cosmódromo desde el que despegó Yuri Gagarin rumbo al espacio en 1952. Su  abuelo paterno fue uno de los primeros kazajos en obtener un doctorado en ingeniería y se convirtió en un prestigioso investigador.

Cuando en diciembre de 1991 la ex Unión Soviética se desintegró, los Ashkenazi decidieron volver a Kazajistán, pero Goga se quedó  en Gran Bretaña. Desde joven se dio cuenta de que tenía mucha facilidad con las matemáticas y disfrutaba enormemente leyendo biografías.Al terminar el colegio entró a la Universidad de Oxford para estudiar Economía e Historia. Allí conoció a Dino Lalvani, hijo de un magnate indio de las telecomunicaciones y actual presidente de la empresa Binatone, quien durante sus salidas los fines de semana la introdujo en el jet-set londinense, una de las más herméticas del planeta.
Acostumbrada a ser siempre una niña mimada, en 2003, con sólo 24 años, Goga se casó con Stefan Ashkenazi, hijo del fundador de la lujosa cadena hotelera Viceroy. Pero el matrimonio no duró y en 2006 se separaron, aunque ella jamás dejó de utilizar su apellido. Después llegaron Gerald Butler y el yerno del presidente de Kazajistán, Timur Kulibaev. Con este último tuvo a su único hijo, Adan, aunque estaba casado con Dinara Nazarbáyev, la segunda hija del mandatario kazajo (donde la poligamia está despenalizada), mantuvo un breve romance con la millonaria.

Decidió incursionarse en el negocio del petróleo y el gas. Todavía sigue siendo un misterio hasta qué punto Kulibaev, el padre de su hijo y el hombre que controla la industria petrolera en la ex república soviética, la ayudó para que se convirtiera en la mujer más rica del mundo entre las millonarias menores de cuarenta años.

Lady Goga, como se la conoce en la alta sociedad británica, es una mujer obsesiva. Se sabe que tres niñeras cuidan a su hijo, y que desde hace tiempo tiene problemas con cada uno de sus mayordomos: uno le robó 115 mil euros y el que lo reemplazó duró muy poco, porque no pudo seguirle el ritmo a Goga, con una agenda llena de compromisos y fiestas hasta el amanecer.
De muy joven, Goga se convirtió en una adicta a la moda. Para la noche prefiere diseños de los exclusivos australianos Ralph y Russo, que sólo atienden a puertas cerradas y bajo previa cita. Pero, para su estilo diario, elige la moda de Milán. Pero no se quedó solo con los diseñadores italianos: apenas se enteró de que la legendaria etiqueta de Madeleine Vionnet estaba a la venta,  la compró.

En muy poco tiempo, la heredera se convirtió en toda una trendsetter que rara vez se equivoca de outfit y odia los escotes. Para el tiempo libre usa pantalones y cuando se trata de un cóctel opta por un elegante vestido de raso o seda que deje al descubierto sus largas piernas.

Esta multimillonaria, dueña de minas de oro y con una empresa de construcción a su nombre, es presidenta del grupo petrolero MunaiGaz y miembro de la junta directiva del grupo minero Ivanhoe.

El nombre de pila de Goga es Gaukhar, que significa diamante.

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