Alexander Vreeland,su nieto,ha presentado en el
Diana Vreeland (París, 1903) fue una mujer de mucho carácter,que duda cabe.Carismática y perspicaz. Sólo una dama con semejantes particularidades podría contestar que su arquetipo de elegancia y belleza era concomitante a un caballo de carreras.La fuerza y majestuosidad de un corcel se asocian bien con el espíritu indomable,único e irrepetible de Diana Vreeland. Ayer, en el Hotel InterContinental Madrid se vislumbró parte de aquello en su Cita con Diana. El emblema resucitaba.Alexander Vreeland,nieto del mito,encauzó un coloquio de excepción. Razón: Diana Vreeland: The Modern Woman,la obra que publica.
Carmen Elías, responsable de interpretar a la excéntrica editora de moda en Al galope,una brillante y corrosiva obra de teatro escrita por Mark Hampton y Mary Louise Wilson –del 15 de octubre al 15 de noviembre en el Teatro Español y Eugenia de la Torriente, directora de esta cabecera,dió buena cuenta de la trascendencia de Vreeland orquestando una conversación fascinante y meritoria.
El mito de Diana se forjó durante los 26 años que trabajó como editora de moda de la edición estadounidense de HARPER'S BAZAAR.Su ojo clínico y su buen tino para descubrir el talento más fresco y novedoso la erigieron ya entonces como máximo referente.
"La gente de la moda puede ser muy crítica y sarcástica,y menospreciar lo que visten los demás, pero mi abuela no era de esa escuela”,contaba Alexander Vreeland. "Estaba convencida de que si no puedes decir nada positivo,mejor callarse. Y eso era muy refrescante en un mundo muy dado al dardo verbal: "¡Oh!, esa chaqueta es demasiado corta" o "Su moño es horrible, no debería llevarlo". A ella jamás le oirías decir algo así. No era realmente una dama de la sociedad,ni una activista social ni ejercía de crítico. Sentía que ya le llegaba con lo que tenía ante sí y se dedicaba a ello sin más. Y nunca pensó que su labor tuviese que ser un trampolín hacia otra cosa”.
Fantástica e insólita, Vreeland infundó sumo poder.Convirtió las revistas de moda en todo un espectáculo.Fue una de las primeras en fotografiar un bikini, por ejemplo o en emplazar el auge del atletismo en una publicación femenina. Diana Vreeland entendió los cambios que afectaron a la mujer de su tiempo siendo capaz de inmortalizar un nuevo paradigma.Cansada de tópicos, Vreeland supo ver y entender a la mujer inteligente."Mi abuela fue una mujer moderna,no creía en la subyugación de la mujer al hombre.Para ella, la mujer podía tener hijos y trabajar sin renunciar a nada".
El triunfo del pensamiento contemporáneo.Eso supone The Modern Woman y así se percibe.La rica herencia de Diana Vreeland, prácticamente desconocida hasta ahora, por fin huele a tinta y papel.
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