martes, 16 de septiembre de 2014

LILLIE LANGTRY...

 Musa de poetas, actriz, modelo de pintores, miembro de la alta sociedad británica y sobre todo el amor de la vida del rey Eduardo VII de Inglaterra, Lillie Langtry, fue una de las mujeres más famosas de su época, una figura emprendedora y libre en el sofocante ambiente victoriano.
 Lillie, nació en la Isla de Jersey en 1853, única hija de los siete varones que  el reverendo William Corbet Le Breton tuvo con su mujer, Emilie. Quizás el haber nacido entre varones, que habitualmente se burlaban de ella, convirtió a Lillie en una mujer decidida que no se dejaba doblegar por la adversidad. Lillie no solo era conocida en su isla natal por su férreo carácter sino también por su llamativa belleza.
En  1874,  Lillie conocería a Edward Langtry, un caballero con notables medios económicos. La joven anunció a su familia  su deseo de contraer matrimonio y trasladarse con su marido a su mansión de Southhampton. Si bien la noticia no fue bien recibida en su casa, la joven terminó casándose con Edward y trasladándose finalmente a Inglaterra.Su marido, siempre ausente por trabajo en la capital, apenas aparecía por la casa, por lo que Lillie pasaba largas temporadas con la única compañía del servicio. Poco tiempo después contrajo tifus. Tras superar la gravísima enfermedad, Lillie decidió coger las riendas de su vida y comunicó a su marido su deseo de  instalarse en Londres. Edward accedió.
En 1876 Lillie llega a Londres. En su primera aparición en público,Lillie no pasa desapercibida. La joven, a causa del fallecimiento de uno de sus hermanos, aparece en el evento elegantemente enlutadaTodos quedan prendados por su belleza y también por su inteligente conversación. Después de aquella noche Lillie Langtry se convertiría en una asidua de la alta sociedad londinense y en objeto de todas las miradas.
No pasaría mucho tiempo sin que el nombre de Lillie y su fulgurante ascenso en los salones de Londres, llegara a los oídos del Príncipe de Gales Alberto Eduardo (1841-1910). El Príncipe no dudó en convencer a uno de sus íntimos amigos,  para que organizara una cena en su casa, a la que acudiera Lillie  y su marido. Nada más conocerla, el príncipe Eduardo quedó hipnotizado por sus encantos. Pese a estar casado, el Príncipe comenzó a invitar a los Langtry a todo tipo de actos.Tras unas semanas, Lillie se convertiría en su amante oficial y comenzó a ser la única compañía del Príncipe. Lillie había cumplido en definitiva su sueño de ser el centro de atención de la capital británica.
En poco tiempo Lillie llegó a ser la mayor celebridad de Inglaterra. Sus apariciones ocupaban la primera plana de todos los tabloides, los rumores corrían como la pólvora por los mentideros de Londres y escritores de la talla de George Bernard Shaw y Oscar Wilde cantaban frecuentemente sus virtudes. Tal era su fama que el Príncipe accedió a presentarla a su madre, la reina Victoria. El príncipe, locamente enamorado, decidió comprar un terreno en Bournemouth’s East Cliff en donde construiría una mansión para disfrutar de su idilio con Lillie. La llamada Casa Roja sería decorada por la propia Lillie.
Sin embargo los días de vino y rosas terminarían cuando Lillie apareció vestida con el mismo atuendo que el Príncipe en una fiesta. Éste le recriminó su elección, poco acorde con la etiqueta de la época, y ella, enfurecida, le arrojaría los hielos de su vaso. Lillie, se negó a disculparse, lo que acarreó su rechazo social. Las invitaciones dejaron de llegar y los amigos comenzaron a desaparecer. Lillie, que apenas tenía relación ya con su marido, se dio cuenta de que necesitaba un trabajo que le permitiera mantener su vida social. Fue cuando decidió convertirse en actriz.
Pronto los londinenses se agolparían en las puertas de los teatros para ver a la amante del Príncipe. Los críticos reconocieron que Lillie tenía, un innegable talento para las tablas. Incluso el Príncipe acudió a verla y tuvo que rendirse a la evidencia.
Impulsada por su éxito en Londres, Lillie decidió, ya con compañía propia, hacer una gira por los Estados Unidos. Allí fue recibida como una auténtica estrella.Fascinada con la sociedad americana, decidió comprar un rancho en California, donde comenzaría a producir vino y a criar caballos de carreras, algunos de ellos llegando a lograr legendarias victorias. En 1887 se convertiría en ciudadana estadounidense.
El amor volvería a llamar a su puerta.Contraería matrimonio con Hugo de Bathe, diecinueve años más joven que ella. Poco a poco fue abandonando la actuación, aunque participó en una película, para finalmente retirarse a una mansión en Mónaco llamada Le Lys, donde pondría a la práctica sus dotes como jardinera, por las que ganaría varios premios.
Finalmente el 12 de febrero de 1929 Lillie fallecería y sería enterrada en  su tierra natal. Todos los periódicos del mundo lloraron su pérdida.
Lillie Langtry, admirada a las dos orillas del Atlántico, fue una de las grandes damas de la sociedad británica de finales del siglo XIX y principios del XX. Además fue el gran amor del futuro rey Eduardo VII. Cuando éste falleció en 1910, Lillie recibió las cartas de amor del Principe de manos de su viuda, la princesa Alejandra, que nunca dudó que el corazón de su esposo siempre le había pertenecido a Lillie.



      



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