domingo, 7 de septiembre de 2014

ALICE DE JANZÉ...

Alice de Janzé,nació en 1889, perteneciente a una acaudalada familia americana relacionada, por vía materna, con la dinastía Armour, propietaria de la mayor empresa de alimentación del mundo a finales del siglo XIX. Alice quedó huérfana de madre con  8 años, heredando una enorme fortuna. Su padre, incapaz de educarla, permitió que su hija  accediera, a todos sus caprichos. Se convirtió en una asidua de la sociedad norteamericana y de los clubes nocturnos de Chicago, ciudad en la que vivía con su progenitor.
Al cumplir los 18 años,alicia se había convertido en una mujer de espectacular belleza, de pelo oscuro y ojos almendrados que, unidos a una cautivadora sonrisa, hacían perder la cabeza a decenas de hombres, entre ellos varios gángsteres. Su familia, escandalizada por sus escarceos con varios mafiosos, decidió enviarla a París. Allí alicia encontraría trabajo en el taller del mítico modisto Jean Patou y conocería a Frédéric Jacques, Conde de Janzé.
En 1921 tras apenas veinte días de romance la pareja contraería matrimonio en Chicago. Del matrimonio nacerían dos hijas que serían criadas por la familia de De Janzé, ya  que su madre estaba más interesada en socializar que en  asuntos familiares.
La relación de alice y frédéric pronto fracasaría. Alice, profundamente celosa de su libertad, no estaba dispuesta a llevar una vida dentro de las encorsetadas reglas de la alta sociedad gala.Comenzó a sufrir depresiones y ataques de melancolía, producto de su infelicidad marital. En 1925 Frédéric de Janzé propone a su esposa trasladarse a Kenia, donde residía una amplia colonia británica de aristócratas y millonarios.
Al poco de instalarse en una granja en el Valle Wanjohi, alice comenzó una apasionada relación con el Conde de Erroll de la que su mujer, Idina, era plenamente conocedora. Sin embargo ambas mujeres entablarían una íntima amistad.
Sería en tierras keniatas donde alice conocería igualmente a Raymond de Trafford, su gran amor. El flechazo entre la americana y este noble británico,  fue instantáneo. Locamente enamorada , alice decide separarse de su marido, accediendo sin dudarlo a darle la custodia de sus dos hijas. Sin embargo no contaba con la negativa, por razones económicas, de De Trafford a casarse con ella.
Corre la primavera de 1927. Los periódicos franceses llevan a primera plana la noticia de un incidente ocurrido en la estación de la Gare du Nord. Alice de Janzé ha intentado asesinar a su amante, Raymond de Trafford. Después de dispararle en el pecho con un revolver, ha intentado suicidarse con el mismo arma.
De Trafford, gravemente herido, pasaría varios días en estado crítico; De Janzé solo sufriría heridas superficiales. Pocas horas antes del percance, la joven heredera había escuchado de boca de su amante que nunca se casaría con ella, a riesgo de ser desheredado por su conservadora familia católica.Alice, desesperada, había tomado la decisión de acabar con la vida de su amado y, a continuación, con la de ella misma. Este dramático suceso sería uno de los muchos escandalosos episodios que definirían la biografía de alice.
El intento de asesinato de De Trafford no sería el final de esta historia de amor. Poco después del suceso, los diarios franceses comenzaron a apuntar a una posible reconciliación de alice y raymond. Al parecer éste habría perdonado a su amante, consciente de su fragilidad emocional y de su enfermizo amor. Pese a que durante años ambos negaron que hubieran reiniciado la relación, en 1932 terminaron contrayendo matrimonio en Neuilly-sur Seine. Lo que parecía ser un final feliz se truncó apenas tres meses después cuando, tras una grave discusión y sospechando que su mujer podría volver a hacer uso de un arma de fuego contra él en cualquier momento, raymond decidió trasladarse a Australia.
Tras el divorcio y rota de dolor, alice regresó a Kenia, donde se dedicaría al cuidado de leones, panteras y antílopes. Deprimida y sola se convirtió en una adicta a diversas drogas, especialmente la morfina. Sin embargo otro desagradable giro del destino esperaba a alice. El 24 de enero de 1941 el Conde de Erroll, uno de sus antiguos amantes, fue encontrado muerto a balazos en su coche a las afueras de Nairobi. Pronto todas las miradas se fijaron en alice, quien, pese a tener una coartada, fue considerada como sospechosa principal, habida cuenta de que había sido amante del difunto y que ya había intentado asesinar a una de sus parejas.
El aristócrata Jock Delves Broughton fue detenido por la muerte del Conde, pero poco después fue puesto en libertad por falta de pruebas. Hasta el día de hoy el crimen sigue siendo un misterio, aunque diversas fuentes están convencidas de que alice fue la mano ejecutora.
Sea como fuere, era culpable a los ojos de la comunidad británica en Kenia. Completamente aislada socialmente y diagnosticada de cáncer de útero, alice intenta suicidarse en varias ocasiones. Finalmente el 30 de septiembre de 1923, utilizando el mismo revólver que había empuñado en París para intentar acabar con la vida de Raymond de Trafford, alice se suicida a la edad de 42 años. Dejó tres notas de suicidio, dirigidas respectivamente a la policía, a sus hijas y a su último amante, Dickie Pembroke. El contenido de ellas nunca ha sido revelado pero siempre se ha especulado que en ellas la multimillonaria americana confesaba el asesinato del Conde de Erroll.
Pese a que tuvo innumerables relaciones, alice nunca encontró la felicidad. Uno de sus biógrafos opina que su suicidio se debió no sólo a la depresión que la acompañó gran parte de su vida, sino también al pánico que le producía envejecer y dejar de ser atractiva para los hombres. En cualquiera de los casos Alice de Janzé ha pasado a la historia como uno de los miembros más relevantes de la alta sociedad europea de la primera mitad del siglo XX. Su tumultuosa existencia llenó las páginas de sociedad de las publicaciones europeas y americanas durante décadas.



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