miércoles, 17 de enero de 2018

NILO Y OSSA...

Aunque mucha gente lo ignore o desconozca, existe el peligro de que nuestras mascotas sean envenenadas. Ya no sólo de manera intencionada (que existen casos), sino también porque nuestros queridos peludos, que son muy curiosos, se dedican a husmear recónditos sitios donde pueden encontrar cosas que, para ellos pueden resultar muy apetecibles, pero que contienen insecticidasraticidas
La historia que hoy os traigo se encuadra en el primer grupo que os comentaba anteriormente. Nilo (pastor belga) y Ossa (cruce de labrador con mastín), que forman parte de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de Castellón y colaboran, además, con el Consorcio de Bomberos de esta región, fueron envenenados con un tóxico común mezclado con comida, que alguien lanzó por encima de la valla de la finca privada donde entrenan y conviven.
El pasado 5 de enero, su guía les encontró en estado “crítico” y convulsionando, por lo que inmediatamente les trasladó a una clínica veterinaria, en la que estuvieron ingresados tres días. Aunque evolucionan de manera favorable, van a tener secuelas. Y es que las analíticas han demostrado que el veneno, a nivel hepático, les ha destrozado el hígado y uno de ellos podría perder la visión. Pese a todo, los veterinarios esperan que las lesiones mejorarán durante los tres meses que pasarán de baja.
Los hechos  se han puesto en conocimiento de la Policía Local, quien se ha comprometido a aumentar la vigilancia en la zona.
Mi asombro fue máximo al escuchar esta noticia, ¿Qué puede llevar a una persona a envenenar a dos perros que se dedican a ayudar a los demás? En concreto, estos  dos perros desarrollan labores de búsqueda, rescate de personas y, además,  Ossa  también participa en terapias para ayudar a ancianos y niños, algunos de los cuales presentan discapacidad o autismo.
Los perros de rescate se utilizan para detectar la presencia de personas sepultadas bajo escombros (terremotos), riadasaludes e incluso, para localizar personas que se han perdido en campo abierto. La creencia general es que el perro busca el rastro de la persona, pero no es así. Se les enseña a los perros a “ventear“, que no es otra cosa que oler el aire para poder detectar partículas de olor humanas. De esta manera, con un entrenamiento férreo y continuado, el perro aprende a localizar estas partículas y a discriminar el olor de las personas que se encuentran en la superficie, dedicándose exclusivamente a buscar el de aquellas a las que no puede ver.
Cuando el perro ha localizado el foco de olor, avisa a su guía, ladrando y sin moverse del lugar. Una vez localizado el punto exacto, se retira al perro para proceder con los equipos de desescombro. Las razas más adecuadas son: pastor alemánpastor belga malinois, border collielabrador retriever perro de aguas español
El año pasado esta unidad realizó nueve rescates y todas las personas fueron encontradas con vida. El trabajo que estos perros realizan con su olfato jamás podrá ser reemplazado por una máquina. Esperemos que el autor de este envenenamiento recapacite piense en la labor de carácter social y asistencial que realizan estos perros en la búsqueda y localización de personas en peligro. Ojalá que no tengan nunca necesidad de ellos para su rescate o el de algún familiar.
Estas historias también nos sirven para estar alerta con nuestras mascotas: si detectamos algún tipo de comportamiento extraño en ellos, salivación excesivavómitos de espuma blanca o amarilladecoloración de encías y lengua o temblores, hay que llevarlo lo más rápidamente posible a la clínica más cercana, puesto que puede haber sido víctima de un envenenamiento.


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