Muchas veces hemos tratado el tema de los galgos. 60.000 galgos son ahorcados, arrojados a pozos y cunetas como desechos de la caza cada año en España, concretamente, en el mes de febrero que es cuando finaliza ésta. Los cazadores quieren a los galgos mientras les sirven. Cuando dejan de ser buenos cazadores, o de correr, el abandono o la muerte (ahorcados en muchas ocasiones) son su destino. Además, suelen ser maltratados y las secuelas físicas y mentales perduran durante toda su vida.
Hoy os pido que firméis la petición que, Anna Gras Salicrú, ha iniciado dirigida a la diputaciones de Toledo y de León para que abran las investigaciones pertinentes para averiguar quién o quiénes son los culpables de la muerte de Lía y del estado de Ayla. Lía era una cachorra de galguita que se encontraron en un vertedero. Apaleada, agujereada, con dificultades para respirar, aterrorizada… a pesar de todo lo que se hizo por ella falleció a causa de lo mal que estaba. A Ayla, otra cachorrilla, la quemaron con un soplete.
Poco a poco se va tomando conciencia de la situación de los galgos, por ejemplo, en Argentina se ha prohibido las carreras de galgos y se castiga con penas de prisión de cuatro años y multas de 4.000 a 80.000 pesos (de 257 a 5.150 dólares) para aquellos que las promuevan. En Florida se ha aprobado la Enmienda 13, esto significa que de aquí a 2020 han de cerrar los 11 canódromos que aún están operativos en este estado.
Aún queda mucho por hacer y es necesario un mayor castigo para la gente que comete estas atrocidades.
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