Fue el último vástago de los cuatro que llegó a tener el matrimonio formado por Sidonie Landoy, más conocida como "Sido", apelativo que también heredará, y el capitán Jules-Joseph Colette, un militar de Argelia que perdió una pierna en la batalla de Melegnano. Colette disfrutó de una educación laica y una infancia feliz en la pequeña villa de Bourgogne ,un gran amor a la naturaleza vegetal y animal y al ejercicio físico.
Siendo aún adolescente, conoció al escritor y libertino Henry Gauthier-Villars, apodado «Willy», quince años mayor que ella.Se casó con él el 15 de mayo de 1893 en Châtillon-Coligny. Willy, autor de novelas populares e individuo mundano y vividor, explotaba como "escritores fantasma" a varios colaboradores cuyas obras firmaba, y fue el primero en descubrir las facultades como escritora de su esposa, a quien animó a redactar obras que luego él firmaba sin escrúpulo alguno. Estas novelas constituyeron la serie de las Claudine (1900-1903), formada por los recuerdos de la época escolar y juventud de Colette.
Indignada por las infidelidades de su marido y desesperada por verse constreñida al papel de esposa escarnecida y burlada, Colette fue liberándose poco a poco de su tutela. Animada por Georges Wagne, se dedicó a satisfacer sus ambiciones teatrales dedicándose a actuar en espectáculos de music-hall. Lo reflejará en La vagabunda, 1910. Fueron estos años de escándalo y liberación moral en los que descubrió su bisexualidad, pues tuvo aventuras con varias mujeres. Colette vertió estas historias, con leves retoques, en Claudine en ménage.
En 1906 se divorció de «Willy».Durante los años sucesivos fue afianzándose como escritora, ayudada por los consejos que recibió del novelista Georges Simenon: precisión en las palabras que describen la belleza de la naturaleza, gran poder de observación, fino análisis de la conducta de los animales y una gran voluptuosidad y sensualidad expresadas con estilo igualmente fresco y libre. Tuvo otras amantes notorias, como la rica heredera norteamericana Natalie Clifford Barney, o Sophie de Morny, marquesa de Belboeuf, más conocida como "Mitzi", "Missy" o "tío Max". También tuvo algunas amigas: las escritoras Helène Picard, que fue su secretaria, y Marguerite Moreno, esposa de Marcel Schwob. Entre los hombres, por supuesto, los escritores Jean Cocteau y Paul Valéry.
Reivindicar los derechos de la carne sobre el espíritu y los de la mujer sobre el hombre ,es el eje constituyente de su obra. Siempre con una agitada vida sentimental, Colette conoció a Henry de Jouvenel, un periodista redactor jefe de Le Matin con el que se casará en 1911 y tendrá a su única hija, que llamará en provenzal Bel-Gazou.
Colette colaborará en el periódico de su esposo, Le Matin, con diversos artículos y reportajes.Se divorciará en 1923, no sin convertirse escandalosamente, en amante de su hijastro Bertrand de Jouvenel, de diecisiete, iniciándole en la escritura. Esta experiencia, ya con cuarenta años, le servirá a Colette para desarrollar los temas y situaciones de dos de sus más famosas novelas, Chéri y Le Blé en herbe.
Colette colaboró con el compositor Maurice Ravel entre 1919 y 1925 para hacer la fantasía lírica L'Enfant et les Sortilèges. Por su parte, Léopold Marchand colaboró con Colette en las adaptaciones teatrales de Chéri y La vagabunda.
En 1932 publicó Lo puro y lo impuro, el más difícil de sus libros y, a la vez, el más original. Se trata del originariamente llamado Estos placeres..., que es una especie de biografía del periodo más tétrico de vida de la poetisa lesbiana inglesa de expresión francesa Renée Vivien, que había conocido personalmente. La primera entrega salió en semanario Gringoire, pero el director recibió tantas protestas escandalizadas que no llegó a ver la luz la segunda. Diez años antes, aunque menos brutalmente, El trigo verde había recibido el mismo trato en la sección de cuentos de Le Matin. Estos placeres...,aborda comportamientos sexuales distintos de los más habituales sin dejar nada en la sombra. Colette decidió cambiar de título al libro a Lo puro y lo impuro, dijo, porque le molestaban los puntos suspensivos.
De 1933 a 1936 asumió la crítica teatral en el periódico Le Journal y durante cinco años asistió a ensayos generales cuatro o cinco días a la semana, cultivando la crítica impresionista que llena los cuatro volúmenes de La jungla negra, lo que hizo decrecer su producción narrativa. En 1936 apareció Mis aprendizajes, que narraba la vida de Colette en la época de las Claudines, y en 1937 publicó su primer volumen de relatos, Bella Vista, al que siguieron otros tres libros destacados: Cuarto de hotel, El quepis y Gigi (1944).
Ya en el cenit de su talento y su gloria, se instaló en un apartamento cerca del Palais-Royal ,en el que vivirá hasta su muerte, haciendo escapadas de dos meses en verano a Saint-Tropez, y viajes esporádicos a Nueva York, Berlín, España, Gibraltar, fiordos noruegos , Montecarlo...
Un amigo de antaño, que había conocido en 1925, el periodista de origen judío Maurice Goudeket (1889-1977), será su tercer y último marido, desde 1935. Goudeket, después de haber pasado por el campo de concentración de Compiègne (1941-1944), del que Colette no pudo lograr sacarlo, la ayudará al final a soportar una terrible artritis de cadera que la relegó a una silla de ruedas a partir sobre todo de 1944. En 1945 fue elegida miembro de la Academia Goncourt.
En 1948 Goudeket empezó a imprimir sus Obras completas, que venía recogiendo desde hacía tres años, y se extendió su fama fuera de Francia.Pese a su escandalosa vida, y habiéndole negado un funeral católico por su condición de atea, la República Francesa le hizo unos funerales de estado, de forma que ha sido la única escritora francesa que ha gozado de tal honor. Está enterrada en el cementerio del Père Lachaise (París).
Como señala su tercer marido Maurice Goudeket, fue una gran lectora. Sus autores favoritos en lengua francesa, releídos una y otra vez, eran Balzac y sobre todo Proust. Le gustaron Mérimée y Daudet. También leyó traducida toda la obra de Rudyard Kipling y Joseph Conrad. De niña había leído toda la obra de Alphonse Daudety y de mayor leía y releía mucha poesía lírica, en especial a Edgar Allan Poe,Paul Verlaine y Leconte de Lisle.
Admiraba el estilo florido y arqueológico de Salambó y La educación sentimental de Gustave Flaubert. Era una gran consumidora de libros de ciencias naturales, de los que tenía cientos: botánica, zoología (amaba los animales), oceanografía, entomología (tuvo una gran colección de mariposas), horticultura, historia natural... También devoraba libros de viajes de todas las épocas.
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